Este
otoño, la Feria de Sajambre cumple su vigesimoprimera edición, y la emoción ya se
nota en el aire. Es un orgullo mirar hacia atrás y ver cómo, después de un
periodo de olvido en los años 90, el esfuerzo conjunto, logró devolver a la
vida esta fecha emblemática. Ahora, Sajambre no solo revive su feria histórica
del 24 de octubre, sino que la transforma en una cita imprescindible,
adaptándose a los tiempos y conservando su espíritu original.
Desde
la primera chispa que impulsó su restauración, la feria se ha volcado en
promover la excelencia ganadera del valle. El Concurso-Exposición de Ganado es
el corazón palpitante del evento, donde los ganaderos muestran con entusiasmo
la calidad de sus animales. Este sano espíritu competitivo no solo motiva a
superarse, sino que también robustece la identidad ganadera y fortalece los
lazos entre quienes conformamos esta pequeña gran familia sajambriega.
Pero
la feria va más allá de la ganadería. Se ha consolidado como un gran punto de
encuentro donde el Valle de Sajambre abre sus puertas a vecinos de otras
tierras, especialmente de León, Cantabria y Asturias. Cada año, el bullicio de
visitantes recorre los puestos de productos locales, deteniéndose a saborear un
trozo de queso artesanal, un sequillo, un chupito de licor, … a saludar, a
charlar y a disfrutar de la hospitalidad que caracteriza a nuestro valle. Es
difícil no dejarse contagiar por el ambiente festivo, ese que invita a quedarse
y sentirse uno más, aunque sea por un día.
Uno
de los aciertos más bonitos ha sido la integración de actividades culturales y
de ocio que convierten la feria en una celebración intergeneracional. Niños,
jóvenes, padres y abuelos encuentran su espacio, desde talleres y juegos
populares hasta música y degustaciones. Ver familias enteras compartiendo la
alegría de ese día es, sin duda, uno de los mayores logros cosechados a lo
largo de estas dos décadas.
Claro
que el camino no siempre fue fácil. Los primeros años, incluida la decepción de
la suspensión inaugural por razones sanitarias. Pero las adversidades sirvieron
para reforzar el compromiso de todos: corporaciones, asociaciones y, sobre
todo, los propios vecinos. Con perseverancia y colaboración, hemos levantado
una feria fuerte y cada vez más querida.
Podemos
decir con satisfacción que la Feria de Sajambre ya no es solo una efeméride en
el calendario, sino todo un símbolo de nuestro espíritu comunitario. Gracias a
quienes, con su confianza y constancia, han mantenido viva esta llama y han
sabido renovarla cada año. Celebremos juntos la riqueza cultural y ganadera del
valle; abracemos nuestra historia y, sobre todo, miremos ilusionados hacia el
porvenir que seguimos construyendo hombro con hombro.
Así que, tanto si eres uno de los habituales como si todavía no has tenido la suerte de sumarte, te invito a acercarte este 25 de octubre. Te espera una experiencia genuina y vibrante, llena de tradición, evolución y el calor de una comunidad volcada en hacer de cada edición un recuerdo imborrable.
¡NOS VEMOS
DE FERIA!
